¿Quimicofobia o Cosmética Tóxica? Por qué la Precaución No es Miedo
En el mundo de la cosmética natural, términos como “sin tóxicos”, “libre de químicos” o “natural” suelen generar polémica. A menudo se acusa a las marcas que promueven este enfoque de alimentar la quimicofobia, es decir, el miedo irracional a los productos químicos. En Banbu queremos aclarar que nuestro posicionamiento no nace del miedo, sino de la evidencia científica, el principio de precaución y la ética en la formulación.
Queremos exponer, de forma técnica y documentada, por qué decidimos excluir determinados ingredientes de nuestras fórmulas —aunque estén legalmente permitidos— y cómo evitamos caer en afirmaciones alarmistas o engañosas.
Todo es química, pero no toda química es igual
En primer lugar, no promovemos la quimiofobia. Sabemos que todo lo que nos rodea, natural o sintético, está compuesto de sustancias químicas. El agua es una sustancia química (H₂O), al igual que la vitamina C (ácido ascórbico) o el formaldehído. Por eso, no consideramos que “químico” sea sinónimo de “malo”. Lo que analizamos es el perfil toxicológico, el contexto de uso, la exposición acumulativa y la susceptibilidad de ciertos grupos de población.
Por qué eliminamos ciertos ingredientes: evidencia científica, no miedo
En nuestra filosofía de formulación aplicamos el principio de precaución, especialmente ante sustancias que presentan controversias científicas, evaluaciones regulatorias en curso o riesgos potenciales para la salud humana o el medio ambiente. Algunos ejemplos:
1. Disruptores endocrinos
Los disruptores endocrinos (EDCs) son compuestos capaces de interferir con el sistema hormonal, incluso en dosis muy bajas. La Organización Mundial de la Salud (WHO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) publicaron un informe clave donde califican la exposición a EDCs como una amenaza global emergente para la salud pública【1】.
Estudios como el de Vandenberg et al. (2012) demuestran que muchos EDCs no siguen una curva dosis-respuesta tradicional, lo que hace que niveles “seguros” según la toxicología clásica puedan no serlo en absoluto【2】. La UE ha identificado al menos 28 sustancias sospechosas como EDCs en cosmética, y aunque su uso no está aún prohibido, están bajo evaluación del SCCS y la Comisión Europea【3】.
2. Sustancias CMR (Carcinogénicas, Mutagénicas o Tóxicas para la Reproducción)
Algunos ingredientes utilizados en cosmética convencional están clasificados como sustancias CMR bajo el reglamento REACH (Regulation (EC) No 1907/2006). Aunque el Reglamento Europeo de Cosméticos 1223/2009 restringe el uso de sustancias CMR, existen excepciones y retrasos en la actualización de los listados. En Banbu decidimos no incluir ninguna sustancia con sospechas de toxicidad crónica.
3. Conservantes controvertidos
Sustancias como el triclosán, liberadores de formaldehído (DMDM Hydantoin, Imidazolidinyl Urea), o ciertos parabenos han sido progresivamente prohibidos o restringidos por las autoridades sanitarias europeas. Sin embargo, otros siguen permitidos. Nuestra política es excluir todos aquellos con un historial de efectos alérgicos, toxicidad a largo plazo o bioacumulación ambiental, aunque no estén prohibidos legalmente【4】【5】.
El efecto cóctel: una laguna en la regulación
Uno de los principales problemas del enfoque regulador actual es que evalúa los ingredientes de forma individual, sin tener en cuenta la exposición combinada a múltiples sustancias (efecto cóctel). La EFSA y la ECHA han reconocido esta limitación en repetidas ocasiones【6】.
Además, los estudios de toxicidad generalmente se hacen sobre adultos sanos, sin considerar la vulnerabilidad de embarazadas, niños, personas con trastornos hormonales o enfermedades crónicas. Para muchas personas, la confianza en un cosmético no se basa únicamente en su eficacia, sino en la ausencia de ingredientes que puedan representar un riesgo en su contexto personal de salud.
Información responsable ≠ marketing del miedo
En Banbu creemos que el consumidor tiene derecho a saber no solo lo que hay en un producto, sino también lo que hemos decidido no incluir y por qué. Esto no es miedo, sino transparencia.
No afirmamos que la cosmética convencional sea tóxica en sí misma. Reconocemos los avances regulatorios, los controles de calidad y los estudios toxicológicos que respaldan su seguridad. Pero también reconocemos que las normas actuales no son infalibles ni estáticas, y que hay márgenes de incertidumbre científica que merecen una comunicación honesta, sin dramatismo, pero sin eufemismos.
Nuestra alternativa se basa en:
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Formulación según estándares más estrictos que los legales (COSMOS, EWG Verified).
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Selección de ingredientes por su perfil toxicológico, no solo por su origen.
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Inclusión de bibliografía científica en nuestras decisiones formulativas.
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Uso de matrices libres de alérgenos conocidos y aptas para pieles sensibles.
Conclusión: educar, no asustar
La cosmética segura no es solo aquella que pasa los filtros regulatorios. Es también la que tiene en cuenta los últimos hallazgos científicos, respeta la diversidad de usuarios y sus necesidades específicas, y opta por fórmulas sencillas, limpias y éticas.
En Banbu no alimentamos la quimicofobia, pero tampoco aceptamos una visión complaciente que no reconoce los límites actuales del sistema regulador. Preferimos hablar de ciencia, de evidencias y de responsabilidad.
Porque la verdadera libertad del consumidor empieza cuando tiene toda la información para decidir.
Referencias
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WHO/UNEP (2013). State of the Science of Endocrine Disrupting Chemicals 2012. World Health Organization.
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Vandenberg, L. N., et al. (2012). "Hormones and endocrine-disrupting chemicals: low-dose effects and nonmonotonic dose responses." Endocrine Reviews, 33(3), 378–455.
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European Commission. Priority List of Substances for Evaluation Regarding Endocrine Disruption.
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SCCS Opinions (Scientific Committee on Consumer Safety). Disponible en: https://health.ec.europa.eu/scientific-committees_en
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Regulation (EC) No 1223/2009 on cosmetic products.
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ECHA & EFSA (2020). Guidance on harmonised assessment of risk from combined exposure to multiple chemicals.