En Banbu, creemos que ser una marca “natural” no es suficiente si no se acompaña de un análisis técnico, riguroso y transparente del impacto ambiental de cada ingrediente. Agradecemos profundamente cuando nuestros clientes plantean esta cuestión: ¿Es lo natural siempre más sostenible?
La respuesta, desde nuestro punto de vista, es clara: no necesariamente. Y por eso, nuestro compromiso va mucho más allá del origen natural o ecológico. Adoptamos un enfoque integral que tiene en cuenta la sostenibilidad real, desde la producción hasta el uso final del producto. Hoy queremos explicarte cómo lo hacemos y qué criterios usamos para tomar decisiones más conscientes.
♻️ 1. Evaluación del Ciclo de Vida (LCA) y Trazabilidad
La sostenibilidad de un ingrediente no se mide solo por su etiqueta de “bio” o “eco”. Por eso, analizamos el ciclo de vida completo (Life Cycle Assessment, LCA) de las materias primas que seleccionamos: desde su cultivo o extracción hasta su transporte y transformación.
Nos aseguramos de que nuestros proveedores puedan proporcionarnos información sobre:
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Huella hídrica y uso del agua en el cultivo.
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Emisiones de CO₂ y huella de carbono total.
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Tipo de cultivo (intensivo vs. extensivo, convencional vs. regenerativo).
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Impacto sobre la biodiversidad local.
Aunque aún no disponemos de un LCA completo del producto final (es un proyecto en curso), sí trabajamos con fichas técnicas avanzadas, auditorías de trazabilidad y certificaciones éticas.
Ejemplo de aplicación práctica:
En lugar de usar aceites vegetales exóticos o con alta huella ambiental (como el aceite de palma, incluso si es ecológico), priorizamos:
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Aceites europeos prensados en frío (como girasol, cáñamo o oliva).
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Ingredientes upcycled, reaprovechados de la industria alimentaria (como semillas, cáscaras o pulpas).
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Proveedores que trabajan bajo principios de agricultura regenerativa o biodinámica, que devuelven nutrientes al suelo y restauran ecosistemas.
🌍 2. Certificación COSMOS y Química Verde
Nuestra certificación COSMOS nos exige cumplir no solo con el origen natural de los ingredientes, sino también con cómo se obtienen, transforman y biodegradan.
Entre los criterios clave se incluyen:
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Limitación de inputs de alto impacto, como disolventes sintéticos, procesos químicos agresivos o ingredientes con bajo perfil ecológico.
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Obligación de biodegradabilidad, especialmente en surfactantes o ingredientes de aclarado.
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Exigencia de origen renovable (vegetal o mineral).
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Prohibición de organismos genéticamente modificados (OGMs).
Además, aplicamos criterios de química verde (green chemistry) para minimizar residuos y procesos contaminantes. Utilizamos técnicas como:
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Extracción supercrítica con CO₂, que no deja residuos tóxicos.
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Hidrólisis enzimática, que requiere menos energía.
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Fermentación natural, sin uso de catalizadores industriales.
Este enfoque asegura que, incluso dentro de la cosmética natural, evitemos fórmulas que tengan un elevado coste ambiental.
🌱 3. Formulación Holística: Más Eficiencia, Menos Recursos
Evaluar un ingrediente por separado puede ser engañoso. Por eso, en Banbu analizamos su comportamiento en el producto final:
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¿Requiere grandes dosis para ser eficaz?
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¿Es fácilmente biodegradable?
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¿Genera residuos que puedan dañar el medio acuático?
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¿Tiene impactos sociales ocultos, como explotación laboral o conflictos territoriales?
Un ejemplo claro:
Un aceite vegetal puede ser 100% natural y orgánico, pero si requiere grandes cantidades en un producto de aclarado (como un exfoliante o gel), su sostenibilidad es cuestionable. En estos casos, optamos por:
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Reducir su porcentaje al mínimo eficaz.
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Sustituirlo por alternativas reutilizadas o locales.
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Reformular para mejorar la eficiencia cosmética con menor impacto.
También evitamos ingredientes “de moda” con alta carga ética o ambiental, como la mica no certificada (asociada a minería infantil) o arcillas extraídas sin control.
Nuestro compromiso: transparencia, ciencia y responsabilidad
En resumen, no creemos que lo natural sea siempre sinónimo de sostenible. Por eso, combinamos datos técnicos, criterios científicos y valores éticos para formular nuestros productos.
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No nos limitamos a seguir la normativa: vamos más allá.
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No caemos en el marketing verde vacío: aplicamos principios reales de sostenibilidad.
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No aceptamos compromisos si hay riesgo ambiental o social: optamos por alternativas más limpias, incluso si son más costosas o difíciles de formular.
Este es nuestro camino: menos discurso superficial, más acción con base científica. Porque creemos que la sostenibilidad no debe ser solo un reclamo, sino una práctica real, honesta y medible.
. La sostenibilidad no es una promesa, es una forma de trabajar.